Cómo la Inteligencia artificial avanza para prever desastres naturales

La inteligencia artificial (IA) ha avanzado significativamente en la predicción de desastres naturales y el pronóstico del tiempo. Dos modelos de IA han demostrado la capacidad de predecir las temperaturas con la misma precisión que los sistemas tradicionales, pero en mucho menos tiempo. Esto tiene el potencial de mejorar las alertas tempranas y, en última instancia, salvar vidas.

 

Ejemplos recientes, como el terremoto de Marruecos y las inundaciones en Lisboa, resaltan la importancia de prevenir catástrofes naturales. La IA se posiciona como una herramienta crucial para mejorar la predicción y proporcionar alertas a la población afectada. Esta tecnología puede acortar el tiempo necesario para prever fenómenos meteorológicos adversos y comunicarlos a la población, lo que es crucial para una respuesta rápida.

La IA también puede ser especialmente efectiva en la emisión de alertas tempranas para eventos como tsunamis, donde cada minuto cuenta. La IA puede complementar los sistemas de predicción existentes, ayudando a llenar posibles lagunas de datos, especialmente en regiones con menos recursos, como África.

Recientemente, se han desarrollado dos modelos de IA que igualan la precisión de los modelos tradicionales en la predicción del tiempo. Uno de estos modelos, Pangu-Weather, creado por científicos de Huawei, es capaz de proporcionar predicciones globales con hasta una semana de antelación, a una velocidad 10.000 veces más rápida que los métodos actuales. Este avance sugiere un futuro prometedor para la integración de la IA en los sistemas de predicción meteorológica.

Es importante destacar que la IA no busca reemplazar por completo los sistemas tradicionales basados en modelos físicos y matemáticos, sino coexistir y complementarlos para mejorar la precisión y rapidez en la predicción del tiempo y alertas meteorológicas. Se espera que la comunidad de meteorólogos continúe evaluando y probando a fondo la contribución de la IA en este campo.

 

Por José Ignacio Díaz